jueves, 26 de marzo de 2009

Revolución del tiempo por Andrés Neuman

Uno de los poderes prodigiosos que tiene la escritura es la posibilidad de reconstruir el pasado: no solamente volver atrás para representarlo, sino también para transformarlo. Recordar escribiendo es un acto de utopía retrospectiva. La representación literaria de la memoria sucede en un espacio de libertad, en un cruce de planos temporales donde el testigo tiene capacidad de decisión. Por eso en literatura la nostalgia tiene trampa: muchas veces el autor rescata aquello que no pudo vivir. Ir en busca del tiempo perdido no significa simplemente regresar, sino elegir de nuevo los senderos. Conquistar otra memoria. Adelantarse al pasado. En cuanto al tiempo futuro (y aunque ningún escritor sea un profeta), el valor profético de la escritura misma me parece indudable. En este sentido, toda literatura pertenece a la ciencia ficción. O quizá la ciencia ficción haya querido centrarse en una de las funciones básicas de la escritura: recordarnos el futuro. Evocar unos tiempos que quién sabe si vendrán.

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